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Se apagó una estrella en el firmamento de la arquitectura
01/04/2016
Ayer nos dejó Zaha Hadid (Bagdad 1950), una de las figuras más grandes del mundo de la arquitectura de nuestro tiempo. Incansable en la búsqueda de nuevos retos desafiando incluso a las leyes de la gravedad, no sólo rompió con los límites de la arquitectura, sino que consiguió con su ejemplo, que en el mundo árabe muchas mujeres quisieran estudiar arquitectura.
Su carrera como arquitecta comenzó oficialmente en 1994 cuando Rolf Fehlbaum, el dueño de la empresa alemana de mobiliario Vitra, para la que ella trabajaba de diseñadora, le dio la oportunidad de levantar su primer edificio: la estación de bomberos de su fábrica. Diez años más tarde, en 2004, se coronaba como la primera mujer en alzarse con el premio Pritzker, el nobel de la arquitectura.
A partir de ahí, comenzó una carrera llena de éxitos, entre sus obras destacan el Maxxi de Rom, el Centro Heydar Aliyev en Bakú (Azerbaiyán) o el Centro Acuático de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Pero Hadid, no sólo obtuvo reconocimiento por su obra en el mundo de la arquitectura aplicó sus características líneas y formas al diseño de mobiliario, escenografía, y hasta se atrevió con el calzado.
Formas atrevidas e imposibles, grandes flujos de color que no dejan indiferente al ojo que lo contempla, y es que hablar de arquitectura, es hablar de Zaha Hadid.